Es un ejercicio interesante y profundamente revelador. Lo hice de forma mental y comprendí que las respuestas a los planteamientos atienden a dos aspectos principales: 1. Cómo percibo el mundo y las experiencias que me rodean; y, 2. Las ideas preconcebidas creadas por la sociedad acerca de las expectativas que pudieran recaer sobre una persona por la simple percepción de cómo se ve o expresa visualmente. En ese sentido, si bien es cierto la narrativa que pudiera construir sobre cualquiera de ellos no necesariamente atendería a su realidad subjetiva, no es menos cierto que la formación en estos temas también me ha permitido dimensionar de alguna forma el alcance de mi visión acerca de otras experiencias de vida con enfoque sexo-género diverso.
No obstante, aun cuando naturalmente podamos estar inclinados a asumir y/o suponer sobre las diferentes dimensiones de una persona por la forma en como esta se muestra, relacionarse con los demás siempre deberá preverse con la cautela y empatía necesaria para ello; mostrando así respeto por su existencia y sobre todo, por su identidad.
Ahora bien, no reconozco a ninguna de estas personas por lo que, de encontrármelas en la calle, solo podría asumir que son transeúntes. Sin embargo, en los supuestos de estar frente a una situación de discriminación como las descritas en el planteamiento, considero que resulta importante accionar con prudencia y manifestarse adecuadamente. Acciones como: registrar de forma audiovisual el suceso, hacer eco de ello en redes sociales, accionar la jerarquía competente dentro de los locales comerciales o en las instituciones públicas -de ser el caso- para que se responsabilicen, accionar a la fuerza pública, red de apoyo, familia u otras organizaciones en caso donde se pudiera ver en peligro la vida de alguien y brindar apoyo a las victimas, serían algunas de las que se me ocurren por ahora.
La discriminación basada en la sexo-género diversidad es inaceptable y debe condenarse, pues atentan contra las libertades individuales, la integridad personal y la dignidad humana; todas estas protegidas por la ley, la constitución y amparadas por los derechos humanos.