[Sergio Andrés Garzón Latorre]

Hace un tiempo participé en un evento de liderazgo que me llevó a un viaje profundo de autodescubrimiento, comenzando por aprender a liderarme a mí mismo. Durante esa experiencia, pude identificar mi propósito de vida, un momento de introspección que me permitió conectar cada paso de mi camino hasta el presente.

Elegí estudiar Trabajo Social con un propósito claro: contribuir a que ningún niño, niña, adolescente o joven (NNAJ) tuviera que pasar por experiencias traumáticas mientras buscaba su identidad. Sin embargo, durante mi propia búsqueda y aprendizaje, enfrenté burlas, humillaciones, extorsión y acoso.

Estas vivencias, aunque difíciles, me enseñaron una lección invaluable: la importancia de ser resiliente, mantener mis valores firmes y utilizar mis experiencias como una herramienta para ayudar a otros. Hoy comprendo que liderar empieza por transformar nuestras propias heridas en fuerza, para ser guías y apoyo para quienes más lo necesitan. ¿Qué tan poderoso sería el mundo si todos trabajáramos por ser la mejor versión de nosotros mismos mientras inspiramos a otros?

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